6 de diciembre de 2008

El Corte Inglés y la LOPD, o cómo hacer las cosas bien

Hace cosa de algo más de un mes compré unas entradas para ir al teatro. Para comprarlas había dos opciones ir a la taquilla del propio teatro, o comprarlas a través de la página del Corte Inglés. Me decidí por la segunda opción.

Soy bastante receloso en lo que respecta a comprar por Internet. Y es que en cierta medida estoy de acuerdo con lo que dijo una vez Richard Stallman:

Nunca compraré nada por internet mientras no lo pueda hacer anónimamente.
El caso es que para comprar una entrada a través del Corte Inglés, tienes que darte de alta como usuario (lógico), pero lo que no esperaba es que hubiese que introducir: nombre completo y apellidos, dni, domicilio y correo electrónico para confirmar la compra. Quería comprar las entradas y no tenía ganas de darme el paseo, así que con cierta desconfianza rellené todos los camposo e hice la compra.

No pasaron ni tres días cuando ya me estaba llegando publicidad al correo. Fue entonces cuando pensé en darme de baja. Existía la posibilidad de decir que no te mandaran publicidad, pero sinceramente no me gusta que mis datos anden por ahí. Ahí estaba el gran dilema: ¿cómo es de difícil darse de baja en una base de datos? Según la LOPD esto debería ser fácil, debería haber un responsable del fichero ante el cual se pudiera reclamar tal cosa, etc., etc. Visitando la págia del Corte Inglés vi que con mandar un correo a su oficina de atención al cliente era suficiente. No hay ni que decir que me sentí muy escéptico ante tal afirmación. De todas formas les mandé un correo pidiendo que por favor me dieran de baja en su base de datos.

Esto ocurrió hace algo así como tres semanas. Creía que se me había ignorado completamente, o que directamente mi correo había sido filtrado como spam. Pero nada más lejos de la realidad. Ayer mismo recibí una carta certificada del departamento jurídico del Corte Inglés avisándome de que habían procedido a darme de baja en sus bases de datos de clientes. Sinceramente me esperaba como mucho un correo de respuesta, no una carta certificada.

El Corte Inglés no es la empresa que más admire en este mundo, pero debo de reconocer que en este aspecto de cumplimiento de la LOPD y su atención al cliente me han dejado bastante sorprendido. Otras empresas deberían tomar ejemplo.

1 de diciembre de 2008

El hombre en busca de sentido

Hace más de dos meses que no escribo una sola entrada en el blog. ¿Procastinación? Es probable. El caso es que tengo alguna idea sobre la que escribir, pero para ser sinceros no sé por qué al final no escribo nada. Supongo que debe de ser la pereza, o quizás la sensación de no sentir una respuesta lectora ;-)

El caso es que me he propuesto (de forma muy modesta) hacer al menos una pequeña entrada de cada uno de los libros que me vaya leyendo. Verdaderamente tengo unos cuantos sobre los que hablar, pero voy a comenzar por "El hombre en busca de sentido". Desconocía la existencia de este libro hasta que me llegó por recomendación paterna. En un primer vistazo no tenía ni idea de lo que contenía, quizás de ahí que la sorpresa halla sido tan grata.

Viktor E. Frankl fundó la que se conoce como la tercera escuela de psicología vienesa (las otras dos son el psicoanálisis de Freud y la psicología individualista de Adler) conocida como logoterapia. Lo hermoso, a la par que terrible, es que gran parte de su trabajo como psicólogo se lo debe a su condición de judío víctima del Holocausto en los campos de concentración. En "El hombre en busca de sentido" Frankl relata desde el punto de vista de un médico la vida dentro de un campo de concentración, para poder dar a entender que incluso en las condiciones más adversas el hombre es capaz de encontrar razones por las que vivir (fundamento básico de la logoterapia).

Leer este libro es muy interesante desde dos puntos de vista. El primero las narraciones de hechos tan atroces por una persona que los ha sufrido, y que pretende con este gesto cerrar heridas de difícil cura. Y la otra, el potencial científico de Frankl para en una situación tan desesperante no olvidar que el hombre es un objeto de estudio. No siendo este último hecho un desprecio hacia la humanidad, sino una muestra de amor hacia una humanidad que lo castigo únicamente por ser hijo de un judío.

Sin lugar a dudas un libro más que recomendable.